Ángel Castillo Torres.

A través de cinco foros regionales y varias mesas de trabajo con especialistas nuestros diputados locales lograron recoger diversas propuestas necesarias y significativas para reformar la actual ley electoral del estado. Fue un ejercicio de parlamento abierto que propició una interacción plural entre ciudadanos y el poder legislativo.

Los legisladores han hecho un buen esfuerzo para dar la impresión de que están tomando en cuenta la opinión de los ciudadanos, los partidos políticos y los expertos.

Los parlamentarios cuentan ahora con aportaciones que pueden enriquecer y legitimar una reforma electoral profunda y de perfil democrático.

Pero no hay que echar las campanas al vuelo. Podríamos estar frente a un ejercicio de simulación en el que al final del día nuestros legisladores acaben aprobando una ley electoral que proteja preferentemente los intereses de las élites que dominan la competencia por el poder.

Nuestros representantes populares tienen dos opciones: 1. Convertirse en los parteros de una transformación legislativa en la que “todo cambie para que todo siga igual” o bien, 2. Convertirse en reformadores de nuestra imperfecta democracia.

No hay que olvidar que en el congreso del estado conviven grandes dinosaurios adictos a las prácticas antidemocráticas con políticos comprometidos con los valores de la democracia.

Para sacar adelante la futura ley electoral se enfrentaran en una batalla feroz aquellos que quieren seguir manteniendo privilegios contra los que quieren levantar la bandera del cambio. Los conservadores quieren una reforma cosmética y los que se dicen demócratas ambicionan aprobar una ley de vanguardia.

Así que está por verse si lo que aprobarán los diputados honra y recupera la recia tradición democrática que en otros tiempos mostraron los insurrectos potosinos o si lo que veremos es un parto de los montes*(1).

Para que realmente podamos calificar como una legislación de vanguardia a la futura ley electoral los diputados y diputadas del congreso local están obligados a dictaminar una iniciativa que garantice la vigencia de los principios rectores de la materia electoral - certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad-. Pero además deberán pulir algunos temas como la participación de candidatos independientes a los que actualmente se les ponen mil trabas, hacer obligatoria la inclusión de la representación política de los pueblos y comunidades indígenas y de las personas con discapacidad; debatir si disminuyen o mantienen el número de diputados plurinominales que hoy existen; crear nuevos distritos electorales; incrementar de 3 a 5% la exigencia de votos necesarios para que los partidos puedan conservar su registro y para que puedan tener derecho al reparto de diputaciones plurinominales y al financiamiento público.

Urge también que se regule con rigor la conducta de las empresas que se dedican a elaborar encuestas ya que algunas son poco serias, no utilizan metodologías científicas en su diseño, aplicación e interpretación de resultados. Reportan puras falsedades que solo buscan inflar el ego de los aspirantes a un cargo de elección popular e incrementar artificialmente sus posibilidades de éxito; estas encuestas “patito” manipulan tramposamente la percepción de los electores provocando confusión y engaño.

Muchos esperamos que nuestros diputados y diputadas se reivindiquen ante la sociedad aprobando una ley electoral de avanzada.

Nota. *(1) El parto de los montes.- “Esta fábula, muy breve, relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren un pequeño ratón. La fábula, y la expresión "el parto de los montes", se refieren por lo tanto a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo” (Tomado de Wikipedia).

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