Miroslava Garduño.
Vía: Animal Político [El Sabueso].
En 2024, un streamer atribuyó la deformación de su cabeza al uso de audífonos de diadema luego de que se rapó por una causa benéfica y se descubrió una marca. Pero ¿utilizar estos aparatos provoca una deformación? No, el cráneo solo puede modificarse de forma natural en edades tempranas.
De acuerdo con el Centro de Fisioterapia Activa, el cráneo únicamente puede deformarse de forma natural cuando el ser humano es bebé, ya que durante los primeros meses de vida las ocho partes que conforman esta zona de la cabeza no se encuentran pegadas una a la otra, lo que permite que sea flexible y pueda pasar por el canal de parto, para después conseguir el buen desarrollo y crecimiento del cerebro.
La deformación del cráneo más común en esta etapa es la craneosinostosis, que es cuando las partes del hueso se osifican antes de tiempo y el desarrollo del cerebro se ve afectado. También está la plagiocefalia, que es cuando el bebé pasa mucho tiempo en cierta posición y el cráneo se aplana.
¿El cerebro de adolescentes y adultos se puede deformar?
Según el Centro Médico Craneofacial Europeo, este tipo de deformaciones solo se presenta si no se trataron adecuadamente cuando los pacientes eran bebés. La craneosinostosis en niños menores de seis meses se trata con cirugía endoscópica, y en mayores de seis meses, con cirugía abierta. En tanto, el tratamiento para la plagiocefalia consiste en un casco de ortesis craneal, el cual dura entre tres a seis meses dependiendo de la velocidad con la que el cráneo del bebé se desarrolle.
El hundimiento de cráneo ocurre por traumatismos o malformaciones craneales presentes desde el nacimiento, debilitamiento del hueso, defectos quirúrgicos y hundimiento asociado a enfermedades o defectos óseos por infecciones. Es decir, si no es por alguno de estos factores el cráneo no se puede deformar, por lo que se descartan deformidades debidas al uso de audífonos de diadema.
Gonzalo Corvera Behar, director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología, S. C. (IMON), explica en entrevista que no es posible la deformación del cráneo por el uso de audífonos en personas adultas.
“La presión que hacen los audífonos está justo sobre la pirámide del hueso más duro que tenemos en el cráneo y ejercen muy poca fuerza”, afirma.
Para que el cráneo, o cualquier otro hueso, pueda deformarse se debe aplicar una presión constante. Un ejemplo es la práctica del pie de loto en Asia, que se tomaba como estándar de belleza entre mujeres de alta cuna en China y en las geishas en Japón. Consistía en deformar los pies desde la niñez para vendarlos, aplicar una presión constante y hacerlos más pequeños, detalla el especialista.
Lo que ocurre en realidad con el uso de audífonos
El uso prolongado de audífonos de diadema ejerce una presión sobre la piel y eso genera que los tejidos blandos del cuero cabelludo se acomoden a la forma de los auriculares. Esto fue concluido tras realizarse un estudio sobre los efectos del uso de auriculares en la población joven de Corea del Sur en 2016.
Los tejidos son capaces de deformarse y regresar a su forma normal después de cierto tiempo, a esto se le conoce como elasticidad. La piel se puede adaptar a la dirección o condiciones de donde se aplique la fuerza de compresión que se ejerza por una superficie mayor.
Un ejemplo de este fenómeno es cuando se marcan las cobijas en la cara después de dormir o cuando un anillo deja una marca en el dedo tras mucho tiempo de usarlo, mencionó Ludovic Benichou, jefe del departamento de cirugía maxilofacial del Hospital Saint-Joseph de París, en una entrevista sobre los audífonos para el medio francés Clubic.
Gonzalo Corvera compara este fenómeno con una persona que usa lentes y después de usarlos se los quita y se queda la marca. Confirma que esto ocurre por la presión que ejercen los audífonos en la piel, pero que esto es solo superficial, pues después de cierto tiempo de no usar los audífonos la marca debe desaparecer.
Las verdaderas consecuencias
El uso constante de audífonos sí trae algunos problemas, pero ocurren más por el volumen al que solemos escucharlos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición regular a ruidos fuertes o prolongados puede dañar permanentemente las células sensoriales y otras estructuras, lo que resulta en pérdida auditiva irreversible inducida por ruido.
Esto sucede cuando las células ciliadas, que convierten las ondas sonoras en señales electrónicas que el cerebro traduce en sonido, se ven afectadas por ruidos fuertes y se comienzan a presentar síntomas de la pérdida auditiva por ruido, que son zumbido de oídos, incapacidad de escuchar sonidos agudos, sonidos apagados y dificultad para seguir conversaciones.
Para prevenir la pérdida de audición, la Unión Internacional de Telecomunicaciones plantea en las directrices para dispositivos y sistemas de escucha segura que los dispositivos de audio personales deben enviar un mensaje al consumidor de que su nivel de volumen es elevado y que si se mantiene será perjudicial para su audición.
La recomendación diaria debe ser no superior de 80 o 75 decibelios o el 60 % del volumen en un máximo de ocho horas.
Además, la OMS recomienda usar auriculares con cancelación de ruido para no tener que subir el volumen, usar aplicaciones que limiten el volumen y controlen el riesgo, utilizar dispositivos que vengan con funciones de escucha segura preinstaladas y reducir la cantidad de tiempo que se pasa escuchando sonidos fuertes.
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