Santa María Acapulco, S.L.P. – Uno de los tesoros arquitectónicos más emblemáticos de la Sierra Gorda potosina, la capilla de Santa María Acapulco, fue severamente dañado por un incendio provocado por la caída de un rayo en el año 2007. El arquitecto José Eduardo Briones Rivera, especialista en restauración de sitios y monumentos, jugó un papel fundamental en el registro y rescate de esta obra patrimonial.
“El templo fue consumido rápidamente por el fuego debido a su techumbre de palma seca, un material tradicional pero altamente inflamable. El rayo impactó directamente la cubierta, lo que propagó las llamas al artesonado de madera y posteriormente al interior del templo”, explicó el arquitecto, quien conoce el inmueble desde hace más de tres décadas.
Briones Rivera, cuya vocación lo ha llevado a documentar los templos históricos más importantes del estado, ya había realizado registros gráficos detallados del inmueble antes del siniestro. Estos planos y dibujos fueron cruciales para las labores de restauración actuales.
Durante el incendio, la comunidad logró rescatar algunas imágenes y mobiliario litúrgico, pero los retablos laterales —de madera tallada y hoja de oro— fueron prácticamente destruidos. “Afortunadamente, había estudios fotográficos y fragmentos que se utilizaron como referencia para reconstruir piezas perdidas”, explicó.
La capilla es parte de un conjunto misional que se originó como avanzada de evangelización en la Sierra Gorda, con una arquitectura cargada de simbolismo y elementos catequéticos. “Cada retablo era como un libro abierto: su decoración vegetal y sus símbolos tenían la función de educar a través del arte sacro”, detalló el arquitecto.
Briones Rivera dijo que la reconstruir el templo no fue solo un ejercicio técnico, sino un acto de recuperación de la memoria. “Lo importante no es solo restaurar la forma, sino devolverle a la comunidad un espacio sagrado cargado de historia y significado”, concluyó
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