Israel Sánchez

Cd. de México (06 noviembre 2020).-
05:00 hrs

Fue a los 17 años cuando aprendió español, por seguir en un curso a una novia de ascendencia española que le fascinaba, recuerda la escritora Josefina Estrada, su compañera de vida durante cuatro décadas.

"Por estar con ella, empieza a estudiarlo. Y ya vimos lo que hizo con el español", apunta en entrevista la también escritora.

Poesía, ensayo, traducción, edición, novela, crónica, cuento.

Lo que aquel escritor nacido en Nueva Jersey en 1953 -pero naturalizado mexicano en 1982- logró con el idioma se convirtió en un legado imprescindible para las letras del País, y que pervivirá tras la muerte del autor y académico, acaecido el miércoles por la noche.

Ingresado al hospital por una tos que pronto fue diagnosticada como Covid-19, Cohen permaneció varias semanas lidiando con el virus. El domingo pasado había sido desintubado, y aunque se perfilaba su mejoría, su deteriorada condición no soportó un nuevo embate.

"Tras la desintubación se presentó una bacteria. Ya no tenía que ver nada con Covid, sino con las bajas defensas de su cuerpo, porque en total estuvo 22 días hospitalizado", relata Estrada.

"A partir de ahí, lucharon los médicos, le aplicaron todo cuanto tiene el (Hospital) ABC para sacarle del trance, de la intoxicación de la sangre, pero ya no se pudo. Y anoche (miércoles) falleció a las 9:58".

Ayer por la mañana, y sin testigo alguno más que los propios trabajadores, fue sepultado en el panteón judío Bet-El el autor y académico, ciclista apasionado a quien "no le daba ni una gripa", destaca su compañera. Aunque hace siete años tuvo una neumonía, y probablemente sus pulmones quedaron resentidos.

Al difundirse la noticia por la tarde, de inmediato distintas figuras del gremio cultural llenaron las redes sociales con mensajes de despedida, aprecio y admiración por quien consiguió escribir, sin atadura de géneros, con tan excepcional dominio de una lengua que le era ajena.

"(Cohen) es uno más de esta tradición -que también en el fondo es muy larga- de estadounidenses que se enamoran de nuestro País por completo, y que se vuelven mexicanos por querer ser mexicanos", comenta en entrevista el escritor Jorge Volpi.

"Escribió poesía y ensayo en español siempre. Era un muy cuidadoso estilista; tenía una fijación con el lenguaje que quizá solo tiene aquel que cambia de lengua y decide escribir en una que no es la suya. Y yo creo que eso se nota tanto en el cuidado de sus poemas como en los muchos ensayos que escribió y que publicó".

A decir del también poeta y ensayista Armando González Torres, amigo de Cohen, la faceta de éste como poeta ha sido, acaso, la menos justipreciada.

"Pero creo que es algo fundamental que alguien cuyo idioma nativo fue el inglés haya sido capaz en español de retomar y muchas veces renovar formas clásicas, de crear una gran musicalidad y al mismo tiempo una gran sencillez en su poesía", remarca.

Asimismo, considera igualmente fundamental la labor de Cohen como editor, "tan riguroso como generoso".

"Era muy abierto a las obras de los jóvenes, pero al mismo tiempo exigente. Y participaba extraordinariamente en la hechura de un libro. No asumía que un libro ya estaba hecho, sino que participaba, intervenía", apunta.

Volpi y los escritores de la generación del Crack -Eloy Urroz, Ignacio Padilla, Ricardo Chávez Castañeda, Pedro Ángel Palou García y Vicente Herrasti- vivieron esto de primera mano, pues Cohen fue uno de los primeros que creyeron y apoyaron su proyecto, editando los primeros libros que de ahí emanaron.

"Para nosotros fue muy importante, muy generoso. Fue un apoyo completo el que Sandro nos dio en ese momento, y desde entonces nos volvimos muy amigos", comparte.

Y, además de las más de tres décadas que dedicó a la enseñanza de Redacción, Metodología de la Lectura, e Investigación Documental en la UAM Azcapotzalco, Cohen destacó desde lo que González Torres define como "filología honoraria", materializada en su obra más conocida Redacción sin dolor.

"Le quitó lo adusto a la redacción, a la ortografía, a la gramática, y las volvió gráciles, risueñas. Que eso se me hace importantísimo en muchos sentidos, no sólo en el de divulgación filológica, sino también en su capacidad de hacer que el ciudadano se comunique, y enriquecer la vida civil y el diálogo", señala.

Publicado por primera vez en 1994, del libro se han vendido más de 150 mil ejemplares y ha tenido múltiples ediciones. Y había, de hecho, una nueva en camino, así como el lanzamiento del título Ortografía sin dolor, en coautoría con su hija y colega Ileana Cohen, quien gestionará los múltiples proyectos que quedaron sobre la marcha.

Los últimos días del escritor estuvieron marcados por los esfuerzos de su familia por conseguir recursos para solventar una cuenta hospitalaria que generaba costos diarios por 100 mil pesos, sin que el seguro médico que le proveía la universidad tuviera posibilidades de ampliación para su cobertura.

"La cuenta sigue pendiente. Hoy (jueves) tuvieron la gentileza de dejarme salir, pero llegará el momento en que haremos cuentas, y sí hay un adeudo de más de 2 millones de pesos, aparte del millón que ya se consumió", expone su viuda.

"Intenté cambiarlo al lunes siguiente (de su ingreso), cuando ya debía 500 mil pesos. El INER no lo aceptó, seguramente viendo que ponía en peligro su vida el solo traslado".

Situación que pone en evidencia la desprotección del sector cultural en seguridad social, tomando en cuenta que Luis Zapata, escritor pionero de la literatura gay fallecido el mismo día que Cohen, pasó por lo mismo.

"Sandro sí tenía, a diferencia de muchísimos creadores, un seguro de gastos médicos mayores que le daba la UAM. Aquí lo trágico es cómo un seguro así, que se supone que es un seguro importante en la hospitalización, se le acabó al muy poco tiempo de estar ya ingresado en el hospital.

"Vemos, en general, la enorme precariedad, más que de Sandro en este caso, del sistema cultural en México, y en realidad en muchas partes del mundo", refiere Volpi.

Para Estrada, si bien ya no será posible atender sus clases ni verlo de nuevo rodar en su bici, Cohen no se va. "Él entró a la eternidad".

Para apoyar con los gastos del hospital, Josefina Estrada pone a disposición la BBVA 4152313579007647, a su nombre.

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