Javier G Cuesta/El País

Las autoridades rusas castigarán con hasta 15 años de cárcel cualquier afirmación sobre sus acciones en Ucrania que califiquen como falsa. Las dos cámaras del Parlamento validaron con apenas cinco horas de diferencia el proyecto de ley que sancionará tanto la “desinformación” como el apoyo a las sanciones internacionales contra Rusia por su ofensiva sobre Ucrania. En ese lapso de tiempo, Moscú también bloqueó el acceso de sus ciudadanos a varios medios occidentales, entre ellos la británica BBC y la alemana Deutsche Welle.

“Es posible que desde literalmente mañana (sábado 5 de febrero) las normas castiguen, y muy severamente, a aquellos que mintieron e hicieron declaraciones que han desacreditado a nuestras fuerzas armadas”, advirtió Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal, según recoge un comunicado de la Cámara Baja.

“Hacemos esto para proteger la verdad. Si Rusia no hubiera lanzado una operación especial de mantenimiento de paz, en Ucrania habría arrancado una guerra desatada por la OTAN”, añadió Volodin. Aproximadamente al mismo tiempo, el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, negó categóricamente que la organización planee intervenir tras nueve días de guerra. “La OTAN no toma parte en el conflicto, es una alianza defensiva”, subrayó en un encuentro de los países miembros en el que también se rechazó crear una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.

No está claro si la nueva ley rusa tendrá efectos retroactivos. La difusión de información “deliberadamente falsa”, según el criterio de Moscú, se castigará con hasta tres años de cárcel, pero existen agravantes que pueden multiplicar hasta cinco veces la duración de la condena. También contempla multas que pueden alcanzar los 1,5 millones de rublos, (unos 12.000 euros).

El texto aprobado pone en el punto de mira cualquier crítica sobre el ejército. Esto se sancionará con hasta tres años de prisión y 300.000 rublos de multa (2.400 euros) a “quienes desacrediten en público a las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia”. Asimismo, en el caso de que la información difundida tenga “consecuencias graves” para los militares o para el desarrollo de la guerra, la pena de prisión alcanzará los 15 años.

Si la “falsedad” la difunde un cargo oficial por “enemistad política, ideológica, nacional o religiosa”, la pena puede ser de hasta 10 años de prisión. La ley ha sido impulsada días después de que se pronunciase en contra de la guerra un alto cargo del Kremlin, el director del Consejo de Exteriores, Andréi Kortunov, quien dijo en una entrevista de Sky News que el conflicto es “una vergüenza”.

La nueva norma rusa tampoco tolera las críticas, ni las protestas contra la guerra. Apoyar las restricciones de otros Estados a la economía rusa o a sus altos cargos se castigará con hasta tres años de prisión o trabajos forzosos, además de una multa. Igualmente penalizado estará el llamar a manifestarse.

Silencio informativo

A la dureza de esta ley se une el cierre de numerosos medios en Rusia. El supervisor ruso de las telecomunicaciones, Roskomnadzor, bloqueó desde este viernes el acceso a varios medios occidentales “por la difusión sistemática de materiales que contenían información falsa sobre la esencia de la operación militar especial en Ucrania”.

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El supervisor en ningún momento plantea la nueva ordenanza como una respuesta al bloqueo en Occidente de las cadenas del Kremlin, Sputnik y Russia Today. Entre otras supuestas “falsedades” de los medios occidentales, Roskomnadzor menciona publicaciones sobre soldados rusos fallecidos y sobre el bombardeo de zonas civiles. Hasta ahora el Ministerio de Defensa ruso solo ha publicado una vez una cifra de militares muertos, 498, y lo hizo en el séptimo día de ofensiva.

“Acceso bloqueado. La dirección web forma parte del registro de sitios de información cuya difusión está prohibida en la Federación de Rusia”, se anuncia desde hoy al intentar acceder a medios como la británica BBC, la alemana Deutsche Welle, o las estadounidenses Voice of America y Radio Free Europe/Radio Liberty. Tampoco es posible conectar con Meduza, un medio creado por periodistas rusos con sede en Riga, Letonia.

“Me voy. Espero volver un día y seguir informando de Rusia”, han anunciado varios periodistas de los medios vetados por Twitter, adelantando que dejan el país debido a las restricciones. BBC, la cadena estatal británica cuya independencia llevó al primer ministro Boris Johnson a congelar su financiación tras años de amenazas, explicó que su rechazo a cambiar una coma ha sido lo que ha provocado su bloqueo.

“Los editores del servicio ruso de la BBC recibieron notificaciones de Roskomnadzor exigiendo eliminar material”, explicó el canal en un artículo, “porque alegaban que son una amenaza para la vida”. “El bloqueo al acceso a las webs de la BBC es otro paso en la campaña de las autoridades rusas contra los medios independientes”, advirtió en el reportaje de despedida.

Tampoco se libran de la censura los medios rusos. El canal independiente Dozhd cesó el jueves sus emisiones tras haber sido bloqueado por el mismo motivo. En su despedida emitió El lago de los cisnes, el ballet de Tchaikovski que se retransmitió una y otra vez en la televisión rusa durante el golpe de Estado de la cúpula comunista el 19 de agosto de 1991.

La radio Eco de Moscú, un histórico medio con 32 años de historia, anunció este jueves su liquidación tras haber sido vetada en las ondas y en internet. Su portal no solo recogía opiniones críticas, sino también ensayos y columnas afines al Kremlin. Un día después, rescindió todos sus contratos. “No está claro cómo van a trabajar los periodistas, o quienes van a seguir”, dijo su director, Alexéi Benedíktov, que no descarta nuevos proyectos. “No sé qué forma tomará. Lo principal para mí son las personas, son más importantes que las noticias”, lamentó el periodista.

Eco de Moscú ha desaparecido del mapa totalmente. No así Dozhd o la BBC, que aún son accesibles a través de Twitter o YouTube. Sin embargo, los precedentes apuntan a que Roskomnadzor exija su eliminación, como ya hizo con las publicaciones del equipo del opositor Alexéi Navalni por considerarlas “contenido extremista”.

De no hacerlo, las plataformas también podrían correr la misma suerte que los medios y acabar siendo vetadas o multadas. Las autoridades rusas, que cuentan con una ley para desconectar internet del resto del mundo, ya han comenzado a ralentizar redes como Twitter e Instagram porque sus usuarios protestaban allí contra el ataque a Ucrania.

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